viernes, 13 de marzo de 2009

ALIMENTACIÓN Y SALUD

“Que tu alimento sea tu medicina y
que tu medicina sea tu alimento”
Hipócrates


Antiguamente la alimentación estaba estrechamente ligada a la naturaleza y restringida a los productos que se podían obtener en un corto radio de acción, era de carácter estacional y la conservación jugaba un papel importante. El consumo de productos naturales aporta una gran carga de energía; nuestros antepasados, no solo se alimentaban sino que recargaban el organismo de vitalidad y con ello el sistema de defensas se reforzaba.

Hoy en día hay que establecer diferencias entre alimentación y nutrición porque, no todo alimento nutre y aunque, en esta sociedad desarrollada estamos sobrealimentados, la nutrición es deficiente y desequilibrada en los principios bioquímicos necesarios para un equilibrado funcionamiento orgánico.
Los alimentos vegetales que comemos, se fuerzan en los ciclos de crecimiento(estrés), se sobrealimenta a la tierra con productos químicos(sintético), se envenenan las plantas con insecticidas cada vez más sofisticados, obteniéndose el resultado de unos frutos de porcelana, carentes de sabor y sin que aporten el “principio vital” necesario porque estan debilitados.

La carne animal que ingerimos está repleta de hormonas de crecimiento, antibióticos y otros medicamentos que a la larga se acumulan en los organismos humanos disminuyendo la resistencia del cuerpo a los microorganismos nocivos que mutan, se adaptan a las nuevas condiciones haciendose resistentes a los antibióticos, que cada vez tienen que ser más potentes y esto se convierte en una cadena sin fin.

La alimentación tiene una función nutritiva muy importante pero la misión de aportar principios vitales que defiendan al organismo es fundamental y la pierden los productos sometidos a procesos no naturales, con lo que los organismos humanos se muestran incapaces de evitar los ataques de virus y bacterias o el sistema inmunológico o defensivo se desequilibra, se defiende en exceso porque se muestra incapaz de reconocer los auténticos peligros y reacciona en exceso,como en el caso de las alergias o de las llamadas enfermedades autoinmunes.

El interés social por una alimentación para la salud va en aumento, se hace incapié en las etiquetas buscando los contenidos, se evitan productos con exceso de grasa, se habla de la importancia de los polifenoles del vino, de los omega 3 ó 6... en general, hay una tendencia creciente a dar importancia a lo que se ingiere porque se toma conciencia de que forma parte de la salud y del bienestar personal.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 6 % de las enfermedades degenerativas se deben a una mala alimentación. La importancia de comer bien no sólo radica en combinar adecuadamente los diferentes grupos de alimentos en nuestra dieta sino en consumir productos de calidad. Aquí podría ayudar, y mucho, la comida ecológica, que nos permite conocer de forma exacta lo que estamos ingiriendo.

Las personas que optan por una dieta ecológica buscan, en realidad, salud. Entienden este tipo de alimentación, basada en productos no industrializados libres de químicos, como "medicina" para conseguir un bienestar interior que se refleje también a nivel exterior.
Hay un dicho que dice :”Soy lo que como” relacionando los alimentos con la esencia del hombre y la comida con el bienestar porque es una necesidad básica para todos los seres que viven en la tierra.



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