jueves, 25 de junio de 2009

Arcilla: Uso externo

La arcilla en uso externo tiene diferentes aplicaciones y debido a sus propiedades astringentes absorve los microorganismos patógenos, las impurezas y toxinas desde el interior hacia el exterior, lo que descongestiona, purifica y desinfecta. Tiene poder de enfriar lo caliente y calentar lo frío.

La arcilla en uso externo se aplica en forma de cataplasmas sobre la zona afectada, se utiliza fría en zonas calientes, inflamadas, enrojecidas, pruritos, eccemas, heridas, etc. Se usa caliente en situaciones de frío, para reactivar y estimular un órgano, músculos rígidos y paralizados, debilidad ósea , cálculos renales o cistitis.

Una cataplasma es un apósito que se pone en contacto con la zona afectada.

Para preparar la cataplasma, en un cuenco se vierte la arcilla machacada o en polvo y se alisa la superficie, se añade a agua de fuente, lo más pura posible y se deja reposar sin remover. La cataplasma debe ser de consistencia firme para que no chorree, pero tampoco demasiado espesa.

Con una espátula de madera, se reparte la arcilla en un espesor de 2 o 3 centímetros sobre la piel. La cataplasma debe cubrir una superficie mayor que la que se pretende tratar,

En una zona caliente, inflamada o congestionada, la cataplasma se mantiene hasta que se caliente. Una manera de retrasar el calentamiento es cubrirlo con hojas de col y luego una tela de algodón.

La foto presenta una cataplasma realizada en un esguince de tobillo, al no tener hojas de col, hemos utilizado Ortensias de invierno, cuyas hojas son muy refrescantes y se adaptan a la superficie de la arcilla, protegiéndola; se puede cubrir con una tela .

Al retirar las hojas, se despega el barro de la piel, los restos se eliminan con agua y una esponja. despues de secar con cuidado se pone una crema o aceite antiinflamatorio. Aquí hemos utilizado Árnica y Harpagofito.

Ante una llaga, lesión inflamatoria, absceso o forúnculo, la cataplasma se renueva según la rapidez del calentamiento, por la noche puede reemplazarse por una compresa de agua arcillosa.

Después de usada se tira la arcilla y se lavan bien las telas y vendas con las que ha estado en contacto, que pueden volver a utilizarse una vez secas.

Hay otras formas de aplicar cataplasmas, mascarillas, etc. que se tratará más adelante.

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